Viaje de la Subrogada de Christine – Parte IV

 

¡Llegó el momento de compartir lo que todos estábamos esperando….el nacimiento del bebé que gesté para mi pareja!

Para finales de Abril de 2018 ¡estábamos ya en la cuenta atrás para el parto! La pareja llegó el 24 de Abril, en mi semana 38 de gestación. La noche siguiente quedamos para cenar con ellos y con Randi en el Olive Garden de nuestra zona. Como recordarás ya mencioné que iba a hacerme fotos de la barriga para que pudieran “ver” cómo crecía su bebé. ¡Pero estaban realmente emocionados de poder ver las pataditas en persona! La madre del bebé mencionó que su hermana iba a venir a nuestra ciudad para un concierto de Justin Timberlake y quería conocernos y por supuesto dar la bienvenida a su nuevo sobrino o sobrina.

Hablamos y hablamos y surgió el tema de Las Vegas. Dijeron que nunca habían visitado Las Vegas. Sabiendo cómo fueron mis anteriores partos y habiendo tenido una cita con el obstetra unos pocos días antes, les animé a que fueran para vivir su última experiencia como pareja sin hijos. Sólo estarían a 3 horas de distancia y yo me sentía conforme con que lo hicieran. En Building Families estaban un poco nerviosas pero apoyaron la decisión. Jajaja, ¡estoy contenta porque confiaron en mi instinto en esto!

El 30 de Abril fue el día elegido por mi médico para inducir el parto. No era nuevo para mí, habiendo tenido dos partos inducidos con mis propios hijos a las 41 semanas de gestación. Honestamente, me encanta poder prepararme y saber con antelación que el bebé va a nacer.
Ya hay suficiente emoción ese día, así que ¡tener que salir corriendo para el hospital en medio de la noche no tiene por qué ser una emoción más! Así que esa mañana, mi marido y yo dejamos a nuestros hijos con mis padres y nos dirigimos al hospital.

Una vez que ingresé y me cambié, la enfermera comenzó a monitorizarme. Estaba teniendo suaves contracciones y ya había dilatado 2 cm. Opté porque me pusieran la epidural lo antes posible. ¡Sé lo arisca que puedo llegar a ser con cualquiera si estoy teniendo dolores, jajajaja! Entonces llegó el momento de empezar con la anestesia. Estaba encantada con haber recibido la epidural para poder transmitir calma y seguridad a los futuros padres y no hacerles sentir mal viéndome sufrir dolor. Cuando entraron a la habitación, ¡no sentía nada! Charlamos un rato e hicimos suposiciones sobre el sexo del bebé.

Al César lo que es del César y es justo que diga que mi marido, Mark, se portó conmigo increíblemente bien durante el parto. Charló con los futuros padres y estuvo pendiente de sus necesidades y de las mías e incluso fue capaz de entretenernos. Tuve muchos apoyos. No sólo estuvo Shannon conmigo la mayor parte del día, sino que incluso Lauryn vino desde Orange County para verme. Randi, que es la Coordinadora General de BFI, estuvo conmigo en el momento del parto. No sé si he comentado antes en mis reflexiones mi relación con Randi, pero ha sido una de mis mejores amigas desde hace más de diez años y tenerla a mi lado es un recuerdo que llevaré siempre conmigo.

Ok,¡volvamos al parto! Finalmente, alrededor de las 7 de la tarde, ¡ya era hora de empujar! La pareja, Randi y mi marido se colocaron a mi alrededor ya que todo estaba preparado. Justo antes de que fuera el momento de empujar, ocurrió algo de lo más sorprendente. La hermana de la futura mamá llegó al hospital. Insistí en esperar para que pudieran vivir la experiencia las dos hermanas juntas. Afortunadamente el personal del hospital fue muy complaciente con mi acompañamiento y la dejaron entrar. En este punto, no recuerdo dónde estaba colocado cada uno, sólo que allí estaban todos.

Mi marido me sujetaba una pierna y la futura mamá la otra. Recuerdo que los dos estaban animándome todo el tiempo. Un último empujón, un pequeño llanto que rompe el silencio y el doctor V dijo: “¡es una niña, es una niña! Sentí cómo las lágrimas recorrían mi cara y recuerdo que pensé, ahora son padres, no futuros padres, sino padres de verdad. El papá cortó el cordón umbilical y la mamá abrió su camisa para que el pequeño bebé pudiera acurrucarse en su pecho. Miré y ví al papá de rodillas en frente de ellos y a la nueva tía al lado de su hermana, embelesados con el pequeño milagro que estaba en brazos de su madre. Literalmente no hay palabras para describir lo que sentí en ese momento.

Debido a una pequeña complicación, fuí incapaz de levantarme de la cama y visitar a todos ellos esa noche. A la mañana siguiente la pareja llegó al hospital y me trajeron a la niña a mi habitación en una cunita de ruedas. Me la dieron para que la cogiera y no pude resistirme a contar todos los dedos de las manos y pies y me quedé deleitándome en ese momento. Por fin ella ya estaba allí y era absolutamente perfecta. Me sentía aliviada y agradecida. Nosotros cuatro (y el bebé) pasamos el dia entero juntos. Hablamos de todo y de nada al mismo tiempo. Es, definitivamente uno de los días de mi lista de “mejores días”.

Cuando llegó el momento del alta, los papás fueron acompañados al servicio de neonatos para dar toda la información para el alta del bebé mientras yo completaba mis datos en la habitación. Terminé antes que ellos y la enfermera me llevó con ellos para decirles adiós. Cuando me levanté de la silla de ruedas obligatoria y entré en la habitación, me emocioné muchísimo. ¿Recuerdas cuando compartí contigo que durante una de nuestras llamadas por Skype, me mostraron el trajecito que querían que su hijo usara para ir a casa desde el hospital? ¿El mismo trajecito que usaron la nueva madre y su hermana cuando nacieron? ¡Bueno, pues justo eso es lo que llevaba puesto!

Fue en ese momento cuando me di cuenta de la importancia de lo que había hecho. Rápidamente me despedí y me dirigí a nuestro coche. Cuando comenzó a conducir mi esposo me miró en estado de shock. ¡Estaba llorando emocionada! Estaba abrumada por la emoción. Ver al bebé con el trajecito que de otra manera nunca se hubiera vuelto a usar y darme cuenta de que había tenido un papel tan importante en ello me dejó sin aliento. Honestamente, ¡todavía me ocurre!

Cuando echo la vista atrás recuerdo el día del parto y la estancia en el hospital, una emoción brilla más que el resto: ¡gratitud! Estoy muy agradecida por el apoyo de mi agencia, Building Families, (realmente mi familia extendida), mi esposo y la pareja de nuevos padres. Aunque esto probablemente suene como un final, ¡aún me quedan más cosas que compartir! ¡Manteneos atentos!